En lo que va del año, el S&P 500 ha subido casi un 23%, siguiendo la tendencia histórica que indica que las acciones suelen aumentar durante los años electorales. Sin embargo, ¿no resulta intrigante cómo el año 2024 se destaca incluso entre otros ciclos electorales? Este rendimiento superior es inusual y merece un análisis más profundo.
En ese sentido, una combinación de factores macroeconómicos—especialmente las expectativas de más recortes de tasas por parte de la Reserva Federal—ha impulsado el mejor mercado bursátil en un año electoral en décadas. Al mismo tiempo, los analistas de Morgan Stanley, en una nota a sus clientes, hicieron alusión al llamado «Trump Trade». Según a quién se le pregunte, se trata de una apuesta a un entorno regulatorio más laxo y a generosos recortes de impuestos corporativos. Este «espíritu animal» de confianza y entusiasmo entre los inversores está influyendo en los mercados de manera significativa, aunque es difícil de cuantificar.
Los rendimientos del S&P 500 en 2024 han superado a los de otras seis elecciones presidenciales del siglo XXI, siendo más del doble de los observados en 2012, el segundo mejor mercado bursátil en un año electoral de este milenio. Una vez más, dejando de lado la política, el mercado de valores rara vez baja cuando llega el momento de votar por un presidente. Desde 1950, el S&P 500 solo se ha vuelto negativo durante dos años electorales: en 2000 y 2008, coincidiendo con burbujas financieras y crisis económicas. ¿No es fascinante cómo la historia parece repetirse, pero con matices que hacen cada año único?
Ahora bien, las elecciones estadounidenses de 2024 podrían tener un impacto significativo en varios sectores del mercado bursátil, dependiendo de quién resulte elegido nuevo presidente entre los dos candidatos: el republicano Donald Trump y la demócrata Kamala Harris. Analicemos el posible impacto en las acciones estadounidenses de los dos escenarios electorales.
Desregulación y crecimiento: la apuesta de Trump
Se espera que un segundo mandato de Trump afecte a varios sectores clave. En el sector energético, es probable que priorice un mayor aumento de la producción nacional de petróleo y gas. Esto podría impulsar al alza acciones como Exxon Mobil, Chevron y Baker Hughes. Según estimaciones, la producción nacional podría aumentar en un 15% durante su mandato. Sin embargo, cabe preguntarse: ¿podría un incremento en la producción conducir a una reducción de los precios del crudo a largo plazo? De ser así, las acciones energéticas podrían no subir tanto como se anticipa.
Al mismo tiempo, las acciones de defensa, como Lockheed Martin, General Dynamics, RTX Corporation y Northrop Grumman, podrían prosperar debido a políticas de gasto que favorecen al sector. Con un posible incremento del 10% en el presupuesto de defensa, estas empresas podrían ver aumentos significativos en sus ingresos.
En el ámbito de las finanzas, decisiones de desregulación podrían ser muy positivas para bancos como JPMorgan Chase, Bank of America y Goldman Sachs. Un entorno regulatorio más laxo podría mejorar sus márgenes operativos en hasta un 5%, estimulando el crédito y la inversión, lo que impactaría positivamente en la economía en general.
En cuanto a la tecnología, el panorama podría ser mixto. Las posibles guerras comerciales, especialmente con China, podrían perjudicar a empresas con cadenas de suministro globales como Apple y Nvidia, potencialmente reduciendo sus beneficios en un 3-5% debido a tarifas adicionales y restricciones comerciales. Sin embargo, la desregulación y la reducción de impuestos corporativos podrían beneficiar a gigantes tecnológicos con mercados internos fuertes, como Oracle y Cisco.
Por otro lado, en el sector automotriz, podrían verse favorecidos los fabricantes con fuerte presencia en el mercado interno, como Ford y General Motors. Además, en el segmento de vehículos eléctricos, Tesla podría experimentar un alza del 8% en sus acciones gracias al apoyo de Elon Musk a la campaña electoral de Trump y a posibles políticas que fomenten la innovación tecnológica y reduzcan regulaciones.
El efecto Harris: auge en inversiones sostenibles
Si Kamala Harris resulta elegida, es probable que continúe con muchas de las políticas de la administración actual, influyendo en los sectores de manera diferente. En el sector de energía limpia y vehículos eléctricos, una presidencia de Harris probablemente estimularía las acciones en estos campos. Por ejemplo, empresas como Lucid y Rivian podrían ver incrementos en sus valoraciones de hasta un 12% gracias a incentivos fiscales y apoyo gubernamental. En energía solar, compañías como NextEra, First Solar, Enphase Energy y Sunrun podrían beneficiarse de subsidios y políticas favorables, aumentando sus ingresos en un 15%.
En el sector de atención sanitaria, Harris podría promover reformas, especialmente en lo que respecta a las negociaciones sobre los precios de los medicamentos de Medicare. Esto podría ejercer presión sobre las compañías farmacéuticas, reduciendo sus márgenes en un 2-4%. Sin embargo, beneficiaría a las acciones de empresas como UnitedHealth, CVS Health y Centene Corporation, que podrían experimentar un crecimiento en su base de clientes y en la demanda de servicios.
En cuanto a la tecnología, Harris ha adoptado una postura proactiva respecto a la regulación de la inteligencia artificial. Esto podría crear incertidumbre a corto plazo para acciones relacionadas con IA como Nvidia y Palantir Technologies, ya que mayores regulaciones podrían afectar el crecimiento en un 3%. Sin embargo, establecer estándares éticos y de privacidad podría fortalecer la confianza a largo plazo en estas tecnologías y abrir nuevas oportunidades en mercados regulados.
Finalmente, una victoria de Kamala Harris probablemente indicaría un aumento del gasto federal en infraestructura, con especial atención a la energía verde, el transporte y la expansión de la banda ancha. El plan podría incluir inversiones de hasta 2 billones de dólares en estos sectores. Empresas como Caterpillar, Vulcan Materials y Nucor podrían ver incrementos en sus ingresos del 10-15% gracias a proyectos de modernización y desarrollo sostenible.
Las elecciones de 2024 presentan escenarios contrastantes que podrían afectar al mercado bursátil de maneras significativas. Tanto si es Donald Trump como Kamala Harris quien llegue a la presidencia, varios sectores se verán impactados de forma notable. Los inversores harían bien en considerar estas dinámicas al tomar decisiones. Después de todo, ¿no es la información y el análisis cuidadoso lo que permite navegar con éxito en los mercados financieros?
En última instancia, un entendimiento profundo del contexto político y económico permitirá a los inversores posicionarse adecuadamente, aprovechando oportunidades y mitigando riesgos en este entorno dinámico. Las elecciones de 2024 no solo definirán el rumbo político de Estados Unidos, sino que también influirán en los mercados globales y en las decisiones de inversión de muchos. ¿Estaremos listos para adaptarnos y prosperar en el nuevo escenario que se presenta?
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